Descripción
Transcurridas cuatro décadas de Estado de las Autonomías se puede hacer un balance con suficiente perspectiva temporal sobre el diseño y funcionamiento efectivo de la descentralización y su incidencia sobre las desigualdades regionales. Si las preferencias manifestadas por la opinión pública en la transición y en la actualidad sobre la virtualidad de una configuración del Estado como la nuestra se basaba en las posibles ganancias de eficiencia derivadas del autogobierno y el acercamiento de la administración al ciudadano, los riesgos estaban y se siguen reflejando en las encuestas de opinión, en el posible aumento no deseado de las diferencias regionales.
El contenido del texto que el lector encontrará en estas páginas está orientado a evaluar el desarrollo efectivo de las competencias descentralizadas relacionadas con una parte relevante de las políticas públicas propias del Estado del Bienestar, especialmente, en la distribución territorial de estas actuaciones y su financiación. La gestión descentralizada y la articulación de instrumentos de coordinación, constituyen elementos imprescindibles para que el modelo pueda hacer frente a situaciones excepcionales como las que están aconteciendo.